miércoles, 03 de julio de 2024 01:51h.

Trabajar menos horas y menos días: esto dicen los primeros experimentos

¿Y si la mayoría de países y empresas establecieran que la jornada laboral, en lugar de 8 horas diarias, debe ser de 6? ¿O trabajar solo 4 días a la semana? Varios experimentos están dando los primeros resultados.

Trabajar 8 horas al día, 40 horas a la semana, 5 días de lunes a viernes. Cualquier trabajador relacionará este juego de números con la jornada laboral clásica, sus hábitos de trabajo, obligaciones, tiempo libre y descanso. O lo quizá se vea como un sueño, porque a fin de cuentas son muchos los empleos que exigen también trabajar algún día los fines de semana, estirar esa jornada laboral con varias horas extra o asumir que el próximo día festivo tocará trabajar aunque sea un rato para cerrar algunos asuntos. Pero lo cierto es que esta jornada laboral 'clásica' tiene ya casi más de 100 años, y el debate sobre si en un mundo informatizado y automatizado se debería trabajar menos está cada día más en boga.

¿Sería posible que a medio plazo todos trabajáramos menos sin que la economía se resintiera? Países como Suecia o Nueva Zelanda llevando a cabo pruebas interesantes que al menos han comenzado a buscar respuestas sobre la que puede ser (y todo el mundo desearía) que fuera la jornada laboral del futuro, con menos horas de empleo diario o fines de semana de 3 dí

La jornada laboral que hoy tenemos como habitual (8 horas por día) quedó establecida así en las primeras décadas del siglo pasado, después de que las protestas de los trabajadores rasos de las fábricas de Reino Unido primero y después de todo el mundo lucharan y consiguieran reducir sus horas de producción, que por aquel entonces se alargaban casi el doble de lo hoy establecido. Algo que, por desgracia, sigue siendo muy habitual en muchos países en vías de desarrollo.

Y es normal que nos obsesione porque el trabajo es lo que bascula la vida de la mayoría de personas. Los espacios que quedan libres son los que podemos dedicar a nuestras aficiones, amigos, familia y a algo también importante aunque a veces pase desapercibido: descansar. Por eso en los últimos años se han acrecentado los debates que proponen abordar una reducción de la jornada laboral establecida.

Nombres importantes, como el mexicano Carlos Slim, es ya conocido en estas conversaciones por sugerir hace tiempo que en el futuro lo lógico es que todos trabajemos 4 días a la semana en lugar de un mínimo de 5 como hasta ahora. Otras opiniones aseguran que lo lógico sería reducir la jornada diaria de 8 a 6 horas (de 40 a 30 horas semanales), y luego está Elon Musk, que hace solo unos días lanzó un alegato a la conciliación asegurando que para que un proyecto tenga éxito se deberían trabajar “como mínimo” 80 horas a la semana. Haciendo cuentas, el dueño de Tesla trabaja entre 11 y 16 horas diarias dependiendo de si lo hace en fines de semana, algo que no nos sorprende.

Detrás de este debate y de estas propuestas están varias cuestiones y necesidades. En primer lugar, desde el plano puramente laboral, se suele decir – y así lo prueban ya algunos estudios- que trabajar menos horas pero de forma más focalizada ayuda a la felicidad y la productividad de los trabajadoresreduce el absentismo y las bajas por enfermedad. Pero también, desde el punto de vista estratégico, está claro que con la creciente robotización de muchos sectores o trabajamos menos los humanos y nos repartimos los empleos que dejen los robots o vamos a pasarlo mal. A no ser -y esto es un sueño- que los estados apuesten por crear una gran fiscalidad que grave los robots para que todos vivamos sin dar palo al agua, como si estuviéramos en la Arcadia. Pero eso parece obvio que, de momento, no va a pasar, por lo que es interesante ver qué es lo que están sacando en claro las primeras pruebas que han querido dejar que la gente trabaje menos, de forma obligada, para ver si con ello tenemos de verdad un mundo mejor.